Raul Brozovich, poeta cusqueño

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Location: Cusco, Cusco, Peru

Escritor, promotor cultural, artista plástico e ingeniero químico, dedicado a la creación y producción cerámica. Ha publicado obras sobre temas de cultura, poesía, historia, química y geometría.Web:www.kutiry.org, email:jgutierrezsamanez@yahoo.com.

Monday, September 18, 2006

ENTREVISTA A RAUL BROZOVICH por Mario Guevara

ENTREVISTA A RAÚL BROZOVICH"La poesía es apenas un sueño errante"
Raúl Brozovich (Cusco 1928-2006), figura destacada de la generación del 50, casi desconocido por la crítica peruana, debido a los pocos libros que ha publicado. Sin embargo, tiene dos colecciones de poemas en: Exposición de Poesía Contemporánea Cuzqueña, 1958 y Poemas, Ediciones Elemento, 1969, Colección Vigencia. Además, tiene poemas dispersos en publicaciones eventuales. Esta entrevista (que publicamos a modo de homenaje) fue hecha por el narrador cusqueño Mario Guevara. Brozovich falleció el 5 de abril.

- ¿Cuándo empezó tu actividad literaria? ¿Por qué escogiste la poesía para expresarla?- La culpa de todos los "asesinatos literaturescos" la tuvo mi abuelo en su bohemia pueblerina (Los Estetas de Teópolis), reunía en su vieja casona amigos de la poesía. Los "sábados culturales" jugaban sapo, libaban chicha, escuchaban música folklórica. En media jarana, yo aparecía disfrazado de Arlequín (tenía ocho años, "sagrada ingenuidad") recitaba al poeta maldito Baudelaire, prólogos de Vila, anatemas anarquistas de León Felipe, etc. Los viejos sonreían maliciosamente y me regalaban pesetas. De noche, hecho un chiquiviejo contaba las moneditas y desconcertado pensaba en la poesía: "remover las inmundicias humanas con un estilo elegante" (meditaciones de Tao). De viejo, otra vez pienso desconcertado de ese viaje interminable. La poesía es apenas un sueño errante.
- Piensas que tu afición a la pintura ha marcado tu estilo de escribir. - Otra vez las anécdotas... Con esas moneditas en los baratillos de los sábados (mercado de pulgas para los que parlan esperanto), entre botellas artísticas, zapatos viejo, botones, libracos... descubrí a Bosco, Picasso, Dalí... Utamaru, Okusay. Decidido me aparte de las Academias, ingresé a los Talleres Independientes. Poesía y pintura tenían vasos comunicantes, el Hayku japonés estaba ilustrado con estampas acuareladas.
- Fuera de Maiakovski y Vallejo, ¿cuáles son los poetas que han tenido alguna influencia en ti?- Tuve en cuenta los sagrados Manifiestos de las corrientes del "vanguardismo literario". Así del futurismo de Maiakovski: La Nube en Pantalones y La Flauta Vertebrada, me enseñaron un nuevo lenguaje poético, el poema libre, etc. También el expresionismo muy peruano en la poesía de Vallejo. Además, el concepto difuso de la libertad de expresión tomaba datos en mi subconsciente: Tagore en el campo, Verlaine en las tabernas del mal, Rimbaud en los viajes, Nieztche en la cama de un hospital. Finalmente, Ezra Pound, Kavafis, Seferis, Dylan, Basho, etc., me llamaron la atención.
- Has sido promotor de algunas revistas de poesía, ¿cuéntanos cómo nació "Muralla" y cómo fue acogida?- En el Cusco fundamos el Grupo Ojo de Piedra (Rumiñahui), editamos por los años 50 al 60 cuadernos literarios, cito a Armando Salas Gamarra, Indión, Maíz y Ponchos inauguraba una vuelta al indigenismo, y escorzos burilados de Vallejo. German Bausch, una poesía lírica con acentos muy populares y llenos de humor, es uno de los tantos poetas cusqueños que al estilo de Jesualdo o Almafuerte creaba con pincel mágico y fantasioso poesía para niños. Luego vino otra revista editada en los talleres del viejo diario El Comercio, Rijchari, con traducciones de poesía quechua e Inca, atisbos de teatro de cámara con juego de ideas. También "Trilce" en Trujillo (colaborador), "Horda" en La Paz, Bolivia, "Pueblo" en el Norte argentino, etc. Por los años 80 al 90 editamos con la nueva generación de escritores cusqueños: Pantoja, Rosas, Velásquez y Tomaylla la plaqueta "Viento Sur". Después dirijo una pequeña plaqueta "Papel de Viento". Merece recordar tu pregunta: "Muralla" fueron cuadernos literarios que reunía los poemas de José Tamayo, Ángel Avendaño, que por entonces escribía una magnífica poesía, con recortes de la poesía española, acentos de Neruda, dando paso a su brillante ingenio de crítico iconoclasta; reunía digo la narrativa de Sueldo Guevara y los sueltos de Luis Yáñez. Cuadernos en fin que de alguna manera nos informaban de una literatura nacional por la forma y social por el contenido, y a la vez los primeros escorzos del vanguardismo contemporáneo.
- ¿Cómo ves la poesía cusqueña contemporánea? ¿A qué poetas resaltarías dentro de esta generación?- Las nuevas generaciones han puesto punto final a las influencias de Vallejo y Neruda, a Lorca y Eluard, la generación dramática, producto de la guerra civil española que tanta influencia tuvo en mi generación. Cito a Mario Pantoja en su poesía erótica, y su don en el manejo del ensayo crítico. A Carlos Velásquez Iwaki, trotamundos, su exotismo peruano-japonés hace de su poesía algo original. Enrique Rosas, que nos trasmite en su poesía el mundo cósmico y andino, temática que desarrolla acertadamente en su narrativa Ana Bertha Vizcarra, poetisa excepcional, en su vanguardismo atrevido en la crítica social, su lenguaje erótico y su purismo de última hora. AméricoYabar en su simbiosis lingüística. Entre los jóvenes anoto a Juan Messco, poesía compleja de metáforas y nuevas imágenes.
- Si tuvieras que hacer un balance de tu vida de creador y artísta, ¿cuáles serían los grandes momentos que destacarías?- Organizar exposiciones de Poesía Ilustrada: el panelismo me parece una respuesta a las grandes editoriales que nos recortan la libertad de expresión por un arte consumista y alienado. Participar en las luchas sociales de Bolivia (1960): los jóvenes escritores teníamos vocación por libertar nuestros pueblos, por una democracia cultural y económica. Finalmente, el apoyo que tengo de mis amigos que escriben poesía, por editarme una "Memoria Poética".





UN POEMA DE RAUL BROZOVICH:

MELPOMENE

Ven
acércate de la sombra
porque de sombra eres en los ojos
humo
en los cabellos
y una delgada cintura de asfódelo
y harina contaminada
con miel de tu carne
Existen números en el abismo
huesos delicados
aves solitarias
que duermen a la sombra del paraíso
ven
yo de ti no sé nada.
El amor es un cuchillo desvelado
apenas una máquina que destruye
una rueda del infortunio
una rosa perforada por una bala de fuego
no tengo palabras
mejor
vuelve a la sombra
porque de sombra eres en los ojos.

Una mañana con Raul Brozovich por Nilo Tomaylla

UNA MAÑANA CON RAUL BROZOVICH
Raúl Brózovich. Poeta fino, aristocrático, melómano, extremadamente culto y oculto (como el peruano Carlos Oquendo de Amat o el Chileno Luis Omar Cáceres) . Murió en abril. Me acuerdo de aquella mañana que pasé en su casa de la calle Qeswa , en el Cusco, tal vez fue la única vez cuando evitamos de hablar literatura. Sobre un pedazo de tierra había cultivado casi cien variedades de flores. Allí crecía el Cantu imperial, que según él, era una flor palaciega de la época de los incas que hoy en día se había vuelto silvestre y sólo se encontraba al borde de las aguas prístinas de Ollantaytambo. En su alma se escondía cierta sombra montaraz – a manera de esta flor- por la repulsión a los actos que llevaban a la ostentación de un poeta, sobre todo cuando era abordado para una entrevista en los medios de comunicación. Me habló de pintura y de la cerámica como expresión de arte. En una casona de Ica, hace muchos años había pintado un mural con una de sus técnicas innovadoras: sobre un fondo azul cielo había infinitas reproducciones en bermellón con la misma figura enigmática, con el cual el dueño de aquella mansión se había quedado maravillado. ¿Cuál era su técnica? Me contó que en un atelier blindado y lleno de pisco le vino a la memoria de utilizar un cómplice: un gallo. Sí señores. Preparó en una escudilla el color púrpura a base de productos naturales, como la cochinilla, ciertos óxidos y resinas vegetales. Lo que hizo es sumergir las dos patas del gallo en la pintura y soltarlo sobre el lienzo. Así era Raúl Brózovich. Mientras me contaba esta parte de su vida se oía desde un rincón de su habitación una pieza de Stravinski en su viejo tocadiscos. Y de esto pasan ya muchos años, yo era un jovenzuelo pueblerino en busca de los misterios de la poesía. En marzo del 2005 durante la presentación de mi último libro nos vimos en el Cusco y apenas nos dijimos adiós, pensando que la vida nos iba aún reservar un día más sosegado para contarnos viejos recuerdos….
Dejo a ustedes una de las raras entrevistas concedidas por el poeta.
Ginebra, septiembre 2006
Nilo Tomaylla

Thursday, May 11, 2006

La Canción Obsena (Poema)

LA CANCIÓN OBSCENA

hacia la muerte nos vamos
resbalando
fríamente (en su enorme socavón de ceniza)
en su légamo fosforescente
y
su pálida medusa
para irnos no necesitamos un nombre
un aviso publicitario
ni la escudilla de madera
donde
todos
los días
depositaba su mezquino alimento
la vida
es inútil volver la cabeza
te convertirás
en una estatua
de sal.

Raúl Brozovich

Sunday, April 23, 2006

SOBRE LA MUERTE DE RAUL BROZOVICH

Carta de AUGUSTO DELGADO OBANDO

Ta qué mala onda,

Yo sí conocí al Brozo, en la biblioteca de la u y en su jato de Q'eshwa Street.
No sé qué habrá sido de su vidaurre desde que me quité de la universidad, pero tengo 3 momentos memorables suyos metidos en mi existencia, ya que andaba siempre junto a los trotskos poetastros de la biblioteca, lo sentía bastante afín pero no en cuestiones ideológicas sino en su actitud diogenésica (¿existe el término?) ante la vida:
estamos en la flamante biblioteca de la UNSAAC, con el chino Carlos Velásquez, Nilo Tomaylla (poetazo él, choncayla, chupaylla) y creo q Timoshenko más, recorriendo entre los estantes de literatura. El chino saca un libro mamotrético de Carlos Fuentes (terra nostra), mamotrético por lo voluminoso no por el contenido, que nunca lo leí. Lo alza con una actitud reverencial, casi con unción religiosa hacia, supongo, su lectura favorita y dijo algo como que este libro es lo máximo, et cetera. El Brozo, con su sonrisa cachosa, y una voz algo cansada dice algo así como, puta leer semejante huevada, debe ser como perder un pedazo de tu existencia. Jajajá Brozo genial cultísimo en tu irreverencia, sentí una corriente de afinidad a su onda y como que me veía reflejado en él.
Brozo alucina, quiere montar una obra de teatro, el Calígula de Camus, él se computa el romano, y aparece en la primera escena, tras levantarse el telón calato mirando a la luna llena y recitando las primeras líneas de su monólogo. Nunca se hizo y se me quedó la pica de ser ese Calígula dirigido por el Brozo que no pudo serlo. Luego me muestra sus dibujos y pinturas y me cuenta la complicada historia de una bellísima mujer, hija de los Picasso de Ica a los que les hizo la ofensa de embarazarla y producir una bellísima hija de ojos violetas, quien, por su puesto, nunca vino al Cusco a conocer a los amigos menores del Brozo, a quienes éste hablada de sus lecturas de la poesía traducida al castellano de Bob Dylan, y que le sorprendía que yo las conociera en inglés, como canciones y música sin cualidades para separar la una de la otra.
Servidor inusitadamente acaba de sufrir una severa decepción amorosa que lo tiene al borde de la irracionalidad, la vista nublada, las rodillas temblando, va saliendo de Perayoq, quiere tirarse bajo las ruedas de un enatru pero los muy malditos solamente van por la otra pista, de bajada y no hay fuerzas para cruzar la avenida de la "cultura". En eso en el paradero de este lado surge Brozo sonriente, saluda y pregunta cómo te va qué tal tu vida; servidor le dice que acaba de sufrir una terrible decepción amorosa y le consulta a Brozo qué hacer. Brozo mira al vacío sin perder esa su sonrisa cachacienta (¿o era así su cara?) y dice "mira hermano, no sé, como no sea ahogarse en alcohol no veo otra salida, ah aquí está mi carro, nos vemos", se sube a un bus de los plomos y se va hacia su destino, servidor cree encontrar la solución, para un taxi se va a la choppería de plateros y se dedica a chupar durante quince días seguidos sin parar, con la complicidad de la amiga que atendía en el establecimiento mencionado.
Ahora que lo veo, el Brozo tenía la misma edad que mi viejo, pero parecía de la mía, jajaja, y pensándolo bien, creo que duró mucho más de lo que creía.

Salud Brozo, lírico, épico camarada marginal

Sunday, April 16, 2006

Falleció poeta cusqueño Raúl Brozovich

SE FUE EN ABRIL
RAUL BROZOVICH, EN EL RECUERDO

Escribe: Julio Antonio Gutiérrez Samanez.


Con mucho dolor recibimos la noticia del fallecimiento del poeta Raúl Brózovich Mendoza (Cusco,1928); último representante de una generación de artistas contestatarios, revolucionarios y bohemios, que hicieron del arte todo un apostolado.
Poeta por antonomasia, amigo entrañable pleno de entusiasmo, aún, en sus últimos días caminaba tocando puertas y corazones con el deseo de publicar una revista cultural en la que participarían las principales voces de la literatura y el pensamiento de esta parte de América, sin importarle la mala voluntad de los burócratas apoltronados en su mediocre reino de falsedades y que siempre le dieron largas o le tiraron las puertas en la cara; Raúl caminaba con paso lento, pausado, fumando, a veces, un cigarrito; aunque los vicios ya los había dejado para las nuevas hornadas de poetas en ciernes.
Pensativo, taciturno, con el alma llena de pensamientos positivos no desperdiciaba un momento para trasmitirnos sus ideas, sus ideales, sus experiencias, abriendo y mostrando las heridas sangrantes de su alma; como un ser que adivinaba el próximo fin de sus días, sin temor, sin exaltación; como un guerrero viejo acostumbrado al paisaje de la muerte, con la seguridad de la eternidad de sus cantos, sus poemas y la fuerza descomunal de sus metáforas, sean estás surrealistas, vanguardistas, nerudianas, vallejianas, que en el alambique de su alma se destilaron como licor o elíxir de inmortalidad.
De enorme personalidad poética, humilde, modesto, simple como un niño; lejos de él la auto-alabanza de los pobres diablos, los narcisistas y egolátricos, que con poemitas de sonido de hojalata y brillos falsos de oropel se llamaban a sí mismos: “poetas”.
“Brozo” era único, siempre se salía por la tangente, sin poder reprimir sus instintos rebeldes, desesperaba a quienes le hacían “homenajes en vida”, burlándose del afán filisteo de los que querían hacerlo morir en olor de santidad, que el despreciaba. Admirador de los poetas malditos, él mismo, con su intransigencia díscola y burlona, era uno de aquellos redivivo entre nosotros.
Desapegado de las banalidades de este mundo materialista e hipócrita, vivía en su poesía, en sus pinturas expresionistas hechas al carbón y crayola de cera, las cerámicas que decoró y grabó en mi taller, las veces en que me cupo el enorme placer de compartir las soleadas horas del trabajo artesano, siempre charlando, recordando anécdotas, de sus viajes, de sus frustradas empresas quijotescas, fue aquella vez que me hizo un reportaje bellísimo sobre mi pasión por el barro cocido y vidriado. En el taller, Raúl hacía sus modelos pensando en que podrían ser replicados por jóvenes pobres o campesinos para ganarse el sustento. Él, que vivía en una pobreza franciscana, obsequiaba lo que tenía en la mano: un libro, una herramienta, un poema, un consejo sabio. Tranquilo, sereno, como un apóstol, olvidado por sí mismo, abandonado por el mundo ¿gozó, acaso de la seguridad de una pensión “decente” por su trabajo en la universidad? Quizá la alegría más grande que tuvo fue cuando sus compañeros de trabajo le publicaron su último libro, “Los Versos del Gran Capitán”. Por que como gran capitán lo admiramos y lo tuvimos en la más alta estima.
Seguramente, su entierro convocará a “connotadas personalidades”, jefes de instituciones “culturales”; hablarán de él hasta los que no lo conocieron, harán la exégesis de su obra justamente los que lo detestaban, por lo de siempre: por artista irreductible y rebelde, por comunista o, algo peor que eso, por ser subversivo y maestro en el arte de la subversión del espíritu.
Los que lo amamos por su grandeza, los obreros de su “Fábrica de sueños” que apenas reprimimos unas lágrimas viriles, seguiremos orando con sus poemas diciendo:
“Nosotros ingenieros del alma somos una/ Fábrica de sueños, / Energía – una locomotora del entusiasmo, nosotros / Queremos que la novia – poesía,/ sea algo así/ como un manifiesto saludable, repartida como el polen…/ hacia los 8 vientos de la patria”.

Raúl, gracias por enseñarnos a transitar sin miedo en el arduo camino a la inmortalidad.
Ahora que ya debes estar en el Olimpo, disfrutando con la aristocracia del talento, sería insulso llorar por tu partida

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